TÉCNICA VS INSPIRACIÓN

Hace unos años ya comentaba esto en una cenita con ilustrados que me doblaban la edad. Hablábamos sobre la inspiración y el arte resultante... es muy actual, muy de nuestros tiempos, restarle valor a la técnica, juzgarla, contradecirla, alzar las armas contra ella... Sobretodo en las tertulias, pero el simple hecho de decidir si las técnicas son importantes o no, ya implica la existencia de un caballo de Troya, porque si hay que ser honestos, si la técnica es importante o no lo es, es una decisión del intelecto, y el intelecto dificulta la estancia en el presente continuo del Ser Inspirado. Sí, sí, también la técnica dificulta esa estancia...

"Existen dos caminos para llegar a una Obra Maestra- dije- Uno es la inspiración, donde conectas con el Dios del presente, que te invade y, antes de que te des cuenta, la obra está hecha frente a tus narices. Otra es la técnica. La técnica ha salido de cientos de Obras Maestras, estudiadas al detalle, hasta encontrar qué la diferencian de otras obras. Cada detalle de una obra inspirada, nos detalla una técnica".

Uno puede crear sesenta cuadros, pero jamás serán todos obras maestras... No lo son, pese al ego del artista creador, quien quisiera ser un incesante canal de lo divino... imposible, sobretodo si pretendemos encima ser seres racionales con éxito social, en vez de locos al ras de la demencia... pero tenemos la técnica para que nuestra de creación siga contando el mensaje divino del que queremos ser parte.

Crea, crea en el presente, no lo pienses, haz. Luego analiza y distingue las zonas de tu obra donde fuiste un humano simplemente, distingue en las formas de tu creación dónde la enseñanza disciplinada de las coordinadas sociales ensucia con obviedades. Curvas anecdóticas. Mezclas tópicas. Formas aprendidas a base de cultura. Cuando corrijo sobre una obra que debía haber expresado la naturaleza sublime de la realidad no humanizada, y no lo hace, estoy haciendo dos cosas, aceptar que como artista, no soy un dios, y ayudar a una obra a conseguir su cometido. Para eso estudio Arte, para conocer el idioma, los verbos, los sustantivos, la gramática de la Inspiración y poder recrear sus pasos, con o sin ese gozo temporal.

Luego, el observador, podrá pensar libremente que cada obra de esa serie es una obra maestra, aunque sólo algunas hayan sido realmente obras hechas bajo la potente inspiración eventual que nos invade. No creo que Ser el Creador de "Obras maestras" sea más importante que el mensaje que Una buena Obra pretende transmitir a la especie encasillada que somos los seres humanos. Bajo mi punto de vista, hay un mensaje importante en la existencia de la obra artística inspirada.

Uno de los más grandes caballos de Troya, a los que se enfrenta el artista es su Ego y su ilusión por ser un canal perfecto, olvidando que el mensaje que transmitimos tiene una función muy por encima de nuestros objetivos personales. Si soy honesta, creo que el artista demente vive con ese canal abierto a la inspiración constante, es un canal hermoso que se afea en contacto con la cultura humanoide, con sus Troyanos mentales y sus límites intelectuales y sus conversaciones basadas en juicios y en triunfos... se afea del mismo modo que, en una obra, las coordinadas sociales afean el trazo, la composición y el color. He ahí la lucha de todo ser humano creador. Transmitir un mensaje contrario a la cultura, pero acorde con la cultura... romper las estructuras desde dentro de las estructuras, creo que esa es la razón de que "La Técnica" empiece por distinguir y eliminar de la obra aquellas formas viciadas por nuestro aprendizaje de lo que es. Creo que el mensaje del artista dirige el camino hacia un lugar donde la locura no es locura por contraste, sino armonía por riqueza en matices y la belleza está libre de marcos. Los locos no serían locos y los inspirados no serían dementes, en ese lugar que describen nuestras mejores creaciones.





2 comentarios:

  1. SI me preguntáis cuál creo yo que es EL MENSAJE de las obras maestras, del que hablo, os diría que es EL MISMO MENSAJE QUE OFRECE LA NATURALEZA EN SU EXISTIR (química, física, equilibrio, ciencia). Es un mensaje necesario. Necesario en la urbe, llena de sociedad y vacía de naturaleza sublime.

    La función del creativo es contradecir lo establecido.

    En el mundo que vivimos, sea mental o material, lo irremediable es que las estructuras se desmonten una y otra vez, especialmente cuando las creemos establecidas, firmes y acomodadas. Ahí es donde se rompen.

    Introducir en las sociedades "las contraofertas", incluir en la fórmula "el elemento opuesto", recordar que el +500 lleva pegado el -500 obligatorio para el equilibrio. Pareciera que el artista pusiera en duda lo establecido, se lo pareciera incluso al propio artista, pero ¿Acaso no defendería el artista el +500 de ser el -500 el número estipulado? Lo haría, porque esa es la naturaleza del creador. En ese caso, podemos afirmar que el artista buscará AÑADIR para ampliar los límites hacia el punto contrario. Lo hace colocando lo social en una de las bandejas de la balanza y llenando la otra bandeja de lo contrario.

    Esto es lo que yo entiendo por artista. Aquel que se niega a conformarse con una etiqueta, porque algo le mueve a ver la etiqueta contraria. ¿Es el equilibrio, y la aceptación de UN TODO cada vez mayor, lo que mueve al arte a seguir existiendo? Yo diría que sí, que es eso.

    El arte, en las ciudades, suplanta el gozo de la fuerza de la naturaleza y el equilibrio que ella, incesantemente, busca en su evolución... Un equilibrio donde cada elemento de la tabla periódica pretende un modo de interactuar en orden con sus compañeros... EL TODO.

    Caminamos una era donde "LA UNIÓN" está siendo una necesidad revolucionaria... a menudo habla el humano del presente de HORIZONTALIDAD, DEMOCRACIA REAL, y un montón de términos, que ¿Acaso no son sinónimos deformados de UNIÓN? Es momento de recordar los frenos antropocentristas que comenté en mi primera intervención... ¿No eran estos frenos causantes de una separación? Eligiendo entre los presentes unos buenos, y otros malos, unos mejores y otros peores. Contra esto luchan las fuerzas del destino, arrastrándonos a todos hacia un camino caótico que sólo busca incluir, no excluir. Os hago una pregunta: ¿Cuál sería el final más ambicioso de LA UNIÓN? Considerar igual en valía, y no inferior, hasta al más ínfimo resto de materia que conforma la naturaleza. Qué hermoso regreso al primer artista del planeta tierra... el animista de las cavernas. Qué hermoso guiño al Origen... y qué hermosa coincidencia tener que conciliar el -18.000 años de existencia conocida de nuestra especie junto con el +18.000 en que vivimos en un equilibrio social poco convencional. La materia y el ser humano, no son tan diferentes. De hecho, es en el ser humano donde esos elementos de la tabla periódica conviven a una escala pequeña, y equilibrarse entre sí,aceptemos, llevaría la salud a la humanidad.

    ¿Por qué el arte define al alma? ¿Acaso no es materia? ¿Cómo puede la materia definir el alma si la materia no tiene alma? ¿Porque el artista es dios o porque el artista es materia? ¿Qué tipo de antropocentrismo ilustrado podría justificar que un pedazo de materia hable del alma tal y como la conoce el ser humano? ¿Quién la conoce? ¿Es el ser humano realmente quien reconoce el alma en la materia, o es la materia la que se reconoce plasmada en un pedazo de algo fabricado por el hombre? ¿Por qué para conseguir este efecto, se anula nuestro superéxito: "el intelecto" y nos sitúa en un presente tal que apenas somos capaces de incluir la consciencia durante el acto de creación inspirada? En realidad, el intelecto sólo nos sirve para perder esa inspiración, que se desvanece en cuanto lo mandamos llamar.

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  2. He estado releyendo tus intervenciones, y pasmándome de nuevo de ese torrente de energía que parece mantenerte a un palmo del suelo. Estoy escribiendo un texto, y la parte de la mente se adapta tanto a lo que dices al final que no he podido no ponerlo aquí.

    "Esta “manera de ser” mayormente se compone de residuos culturales, es decir, de refritos de pensamientos que no son sino el eco de informaciones superiores que fueron traídas al nivel mental para dar respuesta a los retos de la supervivencia, permitiendo a la larga que se enseñorearan de nuestra persona. Algo así como una tosca herramienta que en su día adquirimos con el fin de llevar a cabo una labor menor, para después, perdidos en lo afanoso, olvidar que esa labor es menor, de puro avituallaje, y que existen labores superiores que necesitan herramientas también superiores.
    En ese extravío, en el que creemos ser únicamente lo que sucede en nuestra mente, se dan fenómenos propios de encomendar tareas demasiado complejas a medios demasiado escasos. El ambiente se enrarece. Se sobreponen malas respuestas sobre malas respuestas, en pos de una desorientación total. Se crean nudos, tiranteces que no aportan ninguna solución. Nace el Caballo de Troya."

    "Llegados a este punto podemos afirmar que el Caballo de Troya tiene una existencia puramente mental. Lo llamo así por ser la imagen universal del enemigo infiltrado. Vino un día del exterior, entró camuflado y empezó a obrar fuera de nuestro control. Son sus correrías lo que define nuestra desdicha, esto es, lo que hace que el tránsito de información que continuamente se da entre nuestros niveles más superiores y los más inferiores se vea entorpecido, erosionado, cuando no definitivamente interrumpido, encerrándonos en un miserable nivel mental del que no es posible extraer nada que sirva para otra cosa que sobrevivir físicamente. Esto ocurre hasta tal punto que de corriente olvidamos nuestra parte superior y creemos ser únicamente ese discurso caótico, cambiante y obsesivo de nuestra mente.
    Cualquier impulso, y esto lo sabemos culturalmente al menos, por penetrar en la esfera del conocimiento superior pasa ineludiblemente por acallar la mente, o mejor, emanciparse de ella y verla como la herramienta tosca que es, incapaz de aportar conocimiento. Incapaz de darnos algo a aprehender".

    Besos Lilith, nos vemos en el Sta. Mónica en breve!

    Jordi Díez, escultor

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