El 21/01/2013, a las 15:38, habalilith pereda escribió:
A mi el término inspiración no me molesta, pero mejor tener críticas en casa a que nos sorprendan fuera.
Un día planteé algo que responde a mi forma de entender la técnica y la inspiración respectivamente. Mi visión es la siguiente: La inspiración se anticipa a las técnicas. Las técnicas salen del estudio de la obra inspirada. Tras el estudio y la práctica, sucede la asimilación de estas técnicas que permite poder reproducir el estado inspirado, fomentarlo o falsear el estado de inspiración. Esto significa que para mi forma de ver el arte, coexisten dos tipos de obras maestras: la inspirada y la profesional... y la mejor: la inspirada-profesional!!!
Lilith
Personalmente, mi muy querida Lilith, creo que el término de obra maestra es excluyente. No conozco ninguna que no reúna la maestría técnica con el chispazo de alto voltaje de la inspiración.
ResponderEliminarCreo que una "obra profesional", como dices, es un trabajo que se resuelve por medio de la experiencia, de lo que sabemos hacer. Lo reorganizamos, y resolvemos la cosa con corrección. Pero jamás nos sorprende el resultado. Jamás sentimos ese vértigo de lo ajeno en nuestra obra.
Sin embargo, la obra inspirada no surge de la experiencia. Comienza con ella, pero de repente se desmarca y da con propuestas inéditas. Aparte de que es aquí (y no en otro lugar) donde reside la clave del avance, de lo nuevo, por tanto de la evolución del pensamiento posterior, el vértigo está garantizado "¿He hecho yo eso?"
Estoy completamente de acuerdo, Jordi, y confieso que uso los términos a mi antojo...
ResponderEliminarMi análisis está respondiendo a "qué fue primero; el huevo o la gallina"... de la generación de técnicas buscando atrás en el tiempo. Mi interés viene por la necesidad de relacionar "inspiración" con un estado primigenio.
Tú resuelves las características generales de los términos que empleo tal y como son en la actualidad, para que no se mezclen conceptos. ¿Estamos de acuerdo?
Totalmente, y mola mazo tu relación de la inspiración con un estado primigenio. Se podría decir tanto de eso... se podría hablar hasta de la Caída, concepto religioso que se adapta a realidades psicológicas a la perfección."En el mundo estamos inmersos en la atmósfera y el culto de la caída", dice un Pope ortodoxo, Sophrony, cosa que se puede adaptar muy bien a la idea de lo mental, lo que nos ayuda a sobrevivir, pero de lo que no aprendemos nada, pese a estar plenamente identificados con ello.
ResponderEliminarTengo muy claro que en la órbita de la inspiración no entra lo mental. Lo mental es lo posterior a lo primigenio, un real obstáculo para acceder al flujo de información continuo que es la inspiración.
Como tú decías ayer en un mail, la inspiración es un esfuerzo del animal mental... y digo yo... o animal social... o animal encasillado en estructuras... ineludible esfuerzo...
ResponderEliminarUn famoso dramaturgo danés me comentaba hace poco que: "si mass norgmal sonmos, menos estamos brillangte. Yo angtes era looocoo, pero hay queh eleggir o es muerte".
En realidad pienso que el animal mental no existe. Existe el hombre que se cree mental. Los animales sí que viven en el Paraíso. Borges lo argumentaba diciendo que no son conscientes de la muerte. Nuestra expulsión del Paraíso es el advenimiento de lo mental. Un paso ineludible, pero a superar. Es algo como la adquisición de una herramienta, pero para funciones específicas, y desde luego no creativas. Nuestro encanto con los animales creo yo que se debe a la visión del estado primigenio que nos proponen, y que, curiosamente, es el estado propicio a inventar cosas de la nada.
ResponderEliminarLo mental es la ropa-castigo divino, con que Dios condena a Adán y a Eva a ocultar su verdadero ser fuera del paraíso... la inocencia está muy reñida con los "saber estar", y cualquier tipo de herramienta de actitud estipulada. El paraíso es la libertad más pura. No es bárbaro, es honesto. No es juicioso, se desarrolla en el deleite del presente.
ResponderEliminarMira por donde, eso es algo que puede considerarse potencial creador en mi trabajo, el deleite por el movimiento del material de creación, el deleite durante la actividad creadora... el deleite en el presente.